El plan bien engrasado: cuando el petróleo copia el guion del tabaco

Escrito por Resist.es — octubre 14, 2025
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Un corto denuncia cómo las grandes petroleras usan las mismas tácticas de manipulación mediática que la industria tabacalera para seguir enfermando al planeta

LA MÁQUINA DE MENTIRAS DEL PETRÓLEO

Con apenas tres minutos de duración, el corto “The Well-Oiled Plan” no necesita más tiempo para poner frente al espejo a las grandes corporaciones energéticas. El mensaje es claro: las petroleras están repitiendo, paso por paso, el modelo de manipulación que usó la industria del tabaco para ocultar durante décadas que mataba.

La pieza, creada por Daniel Bird y Adam Levy en colaboración con la Global Climate and Health Alliance (GCHA), denuncia la sofisticada maquinaria publicitaria que aún hoy protege los intereses del carbón, el gas y el petróleo. Según la GCHA, más de 200 organizaciones sanitarias y civiles han unido fuerzas para desenmascarar el lavado verde con el que las corporaciones intentan presentarse como aliadas de la transición ecológica mientras continúan provocando enfermedad, desplazamiento y colapso climático.

Los autores del corto, también creadores del largometraje en desarrollo My Pet Footprint junto a Greenpeace, sostienen que el vínculo entre el humo del cigarrillo y el humo de las chimeneas industriales no es casual. “Décadas atrás, el sector fósil decidió que el negocio valía más que la vida, y para sostener esa decisión ha necesitado un déficit de conciencia descomunal”, resumió Bird.

En The Well-Oiled Plan el paralelismo es brutal: el acto de fumar, un hábito que destruye lentamente el cuerpo, se convierte en metáfora del consumo energético global impuesto por corporaciones que sabían desde hace más de medio siglo que su actividad generaba un calentamiento planetario irreversible. Lo admitieron documentos internos de ExxonMobil publicados en las investigaciones de #ExxonKnew, que demostraron que la negación climática fue un proyecto estratégico, no un error científico.


LA SALUD COMO CAMPO DE BATALLA

La GCHA lleva años insistiendo en que el negocio de los combustibles fósiles no solo destruye ecosistemas, también enferma cuerpos. En su último informe, publicado en septiembre de 2025, la alianza detalla los impactos sanitarios en cada etapa de la producción fósil: desde las infecciones respiratorias y los partos prematuros asociados a la contaminación, hasta los cánceres derivados de la exposición crónica a partículas finas.

Los combustibles fósiles están enfermando a la gente, y las empresas que los venden gastan millones en publicidad y relaciones públicas para taparlo”, denuncia Shweta Narayan, responsable de campaña de la GCHA. Para ella, la complicidad de las agencias de comunicación es una forma moderna de corrupción moral: “Las firmas de relaciones públicas deben adoptar políticas libres de combustibles fósiles y revelar todos sus clientes del sector energético.”

La campaña Clean Creatives, impulsada en 2020 por Fossil Free Media, ha conseguido que 2.700 creativas y creativos y 1.500 agencias publicitarias firmen un compromiso para no volver a trabajar con las grandes petroleras. Aun así, las compañías contaminantes siguen inyectando dinero en la industria de la imagen. “No puedes promover la salud pública si trabajas para quienes venden enfermedad climática”, advirtió Duncan Meisel, director ejecutivo de Clean Creatives.

La contradicción es sangrante: las mismas agencias que diseñan campañas para hospitales o ministerios de sanidad también asesoran a Shell o Chevron. Un conflicto de intereses que, según la GCHA, debería ser inaceptable en un mundo que dice querer reducir las emisiones. Por eso se ha lanzado la iniciativa Break the Fossil Influence, que insta a las organizaciones sanitarias a romper contratos con empresas de comunicación que mantengan vínculos con el sector fósil.


ROMPER EL CÍRCULO DEL ENGAÑO

Mientras Brasil se prepara para acoger la COP30, cientos de colectivos exigen que el país anfitrión y la ONU pongan límites a la influencia empresarial sobre las cumbres climáticas. La GCHA pide trazar una “línea roja”: ninguna empresa de comunicación que trabaje con petroleras debería encargarse de contar la historia del clima.

La directora ejecutiva de la alianza, Jeni Miller, plantea una medida de sentido común: “Si la OMS impide que las tabacaleras participen en políticas de salud, el sistema de Naciones Unidas debe hacer lo mismo con las petroleras.”

No se trata solo de ética comunicativa. Se trata de supervivencia.
Porque mientras las agencias de publicidad maquillan a los verdugos, el aire que respiramos sigue siendo el campo de batalla.

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