El capitalismo fósil sigue cavando su propia tumba: 601 megaproyectos petroleros y gasísticos harán imposible cumplir el Acuerdo de París
EL ACUERDO DE PARÍS CUMPLE DIEZ AÑOS ENTRE LAS LLAMAS
El 12 de diciembre de 2025 se cumplirán diez años de la adopción del Acuerdo de París. Diez años desde que los gobiernos prometieron limitar el calentamiento global a 1,5 grados. Una década después, el planeta va directo hacia un incremento superior a los 3 grados y las promesas se han convertido en papel mojado. Mientras se multiplican los incendios, las inundaciones y las migraciones climáticas, las élites financieras siguen alimentando la maquinaria fósil que lo provoca.
El proyecto CarbonBombs.org, elaborado por Data for Good, Éclaircies, Reclaim Finance y Lingo, acaba de actualizar el mapa global de los megaproyectos petroleros, gasísticos y carboníferos en marcha. Su diagnóstico es devastador: los proyectos previstos emitirán 11 veces más CO₂ del presupuesto de carbono restante para mantener vivo el objetivo de 1,5 °C.
Es decir, el capitalismo energético ha firmado de facto la sentencia de muerte del Acuerdo de París.
Desde 2021, se han identificado 2.300 nuevos proyectos de extracción de combustibles fósiles que estarán operativos antes de 2050. En total, el mapa localiza 601 “bombas de carbono”, cada una de ellas con capacidad para liberar más de una gigatonelada de CO₂ en su vida útil. Son verdaderas minas de destrucción climática masiva.
Solo entre 2021 y 2025 han comenzado a operar 30 nuevas bombas, mientras apenas 12 han sido canceladas.
La Agencia Internacional de la Energía (AIE) advirtió en 2021 que no era necesario invertir un solo dólar más en nuevos suministros de petróleo, gas o carbón si se quería alcanzar las cero emisiones netas. La advertencia fue ignorada. Las empresas y los gobiernos siguieron perforando, dragando y licitando.
EL NEGOCIO DE INCENDIAR EL PLANETA
Las cifras del mapa son tan obscenas como reveladoras. Cinco multinacionales concentran la mayoría de los proyectos más contaminantes del planeta: TotalEnergies, CNOOC, Eni, BP y Shell.
A ellas se suman los grandes estados productores, China, Rusia, Estados Unidos, Australia, India y Arabia Saudita, responsables de sostener el saqueo energético global.
Desde 2020, estas bombas han emitido ya 54 gigatoneladas de CO₂. Cada una es un recordatorio de cómo el poder económico global ha subordinado la ciencia, los tratados y la vida misma a la lógica del beneficio inmediato.
La complicidad no se limita a las petroleras. Los 65 mayores bancos del planeta han canalizado 1,6 billones de dólares hacia las empresas detrás de las bombas de carbono desde 2021. Entre ellos, Barclays encabeza la lista europea, con 33.700 millones de dólares invertidos en 62 compañías, entre ellas ExxonMobil, Eni y TotalEnergies.
Según Louis-Maxence Delaporte, investigador de Reclaim Finance, “los bancos están agravando el cambio climático al seguir dando carta blanca a quienes destruyen el planeta”.
Kjell Kühne, de Lingo, va más allá: “Las empresas fósiles, los bancos y los países ricos siguen invirtiendo miles de millones en extraer más combustibles contaminantes del suelo.”
No hay metáfora más precisa para describir un sistema que cava literalmente su tumba.
Mientras tanto, la Corte Internacional de Justicia estudia la posibilidad de declarar ilegal el apoyo estatal a los combustibles fósiles, lo que abriría la puerta a demandas internacionales por daños climáticos. Pero incluso esta reacción judicial llega tarde. La maquinaria ya está en marcha.
El capitalismo fósil no solo incumple el Acuerdo de París: lo dinamita.
Convierte cada pozo en una bomba y cada banco en su detonador.
El mundo arde, y quienes prometieron apagar el fuego están cobrando por vender la gasolina.